sábado, 15 de noviembre de 2014

EL MUNDO

Vinimos al mundo
para conocernos,
distraernos y posteriormente
odiarnos con el alma.

Con los ojos rojos,
los labios morados
y los dientes sabor a fresa
cada quien se confiesa
a la religión pertinente.

Vinimos al mundo
para ayudarnos o
acabar de matarnos
pero trasformando
un estado natural.

Y es que es natural
el instinto animal
sumergido en los huesos,
impidiéndonos el progreso
cuando deseamos posesivamente.

Anheladamente, obligadamente
O injustamente
terminamos teniendo
algo de dementes.


BY: MACRIX CASCHA (NOV 2014)

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Macrix Cascha