El sabor de compartir el alma
con el otro,
el dar sin esperar,
por primera vez del año
gritar felicidad en compañía.
Es indescriptible abrazar
la emotividad de estar
con los seres que amas,
o en su defecto llenar
el vacío de aquellos que partieron
pero quisieron verte reír.
Se respira armonía,
amor y paz interior
con colores tradicionales
que visten el consumismo
y desvisten la teología.
Para unos niño Dios,
para otros un gordo con barba
diciendo: “jo,jo,jo”.
Dizque crean alegría
año tras año
plasmada en lo material.
Aunque reunir a los seres
que te dieron la vida
o han compartido parte de ella
a tu lado es lo mejor que
te podría haber pasado.
De hecho es poco valorado,
efímero y deseado
cuando ya se pierde.
Ahí la inmediatez posee
la razón de indecisión
y la locura.
Cada quien construye
su perspectiva, sus pesebres,
mitos y tradiciones.
Con mucha imaginación
se consigue lo que desee.
Una época en que todos reflexionan,
piden, y se trazan metas
que no todos cumplen
y olvidamos.
Ojalá conservemos, y difundamos
las buenas tradiciones
de lo que es vivir las bellas
festividades; pero más que
eso, el sentido de: “La Navidad”.By: Macrix Cascha
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