Se esfumo con
la virtualidad de un beso,
la promesa efímera
incumplida,
de una cita
caducada
antes de
anunciar.
El silencio
desgarrador
de ese vacío
que apuñala
más que la mentira
porque marchita
el interés.
Quizás la intencionalidad
se desenmascara
al romperse un
corazón,
quedando un
nudo en la garganta
y el sin sabor
de un suspiro cítrico.
Por: Macrix Cascha
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