Podemos volar con las palabras,
con tinta blanca y anteojos negros.
Quizás para entretenerte,
o algunas veces en parapente.
No hay distancia alguna,
y desconociendo la ubicación de la luna
confiaría plenamente en lo posible e imposible.
No importarían las restricciones.
Podemos volar con las palabras,
transformar mundos construyendo semillas,
pintando esperanzas
y tejiendo ilusiones.
Trazando caminos,
dejando huellas,
mientras las sombras profundizan
sus ideales y metas.
Podemos volar con las palabras,
construir mundos, ayudar a otros
llenar los vacios
que personas sin alma nos han despojado.
Seamos el fruto dulce,
fruto prohibido
y un poco escaso.
Para devolver la esperanza.
Esperanza que mediáticamente
se ha apagado,
pero con la llama del alma
nos han inspirado.
Podemos volar con las palabras,
compartiendo sueños, textos y amor;
porque en esencia lo tangible muere,
pero los ideales no.
Escalemos para crear oportunidades
a las nuevas generaciones,
que en cuestión de años
se devoraran el mundo a su gusto.
Por: Macrix Cascha
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