Un sentimiento latente,
que revive pasiones y diversas emociones
en fracciones de segundo,
experimentas el cielo y el mismísimo
infierno;
-en el hockey todo es válido-.
El dejar un pedacito de tu alma en cada
partido
y a su
vez depender de otros compañeros
combina el humanismo con el instinto animal;
eso solo lo saben aquellos
que siempre queremos ganar.
Pero cómo no irradiar energía de colores
si la
noche se vuelve día
cambiando salidas por entrenos y la mayor
parte
de tu tiempo es dedicado a tu deporte
favorito.
Es algo indescriptible que mueve estadios,
choques físicos y demás lesiones demuestran
que se entrega una vida por un sentimiento.
Transformando este vicio como un estilo de
vida.
Y es que todo cambia, cuando se deja de jugar
por motivos externos a la naturaleza;
el vacío que se siente quema y hiere poco a poco
desgarrando lo más profundo de tu alma.
By Macrix13 (Macrix Cascha)
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